viernes, enero 16, 2004


¿Qué hacer con los socios y las socias de las ONG?


Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magister en Ciencias Sociales
Magister en Ciencias de la Educación
Director Ejecutivo de la Fundación Bien Humano




La asamblea de socios(as) es la máxima autoridad en una ONG. Es ella quien tiene el poder de dar vida o muerte a la organización. Tanto a nivel nacional como internacional las ONG conforman un universo denso, complejo y heterogéneo de clasificar. Para poder iniciar la respuesta a la pregunta del presente artículo, trataremos de elaborar una tipología de socios(as) de acuerdo con su filiación y relación estatutaria:

Socio(a) natural: Tiene membresía y vinculación con la organización por haber participado en su fundación o por ingreso posterior. Aporta conocimientos, tiempo y recursos sin percibir retribución económica alguna y sin adquirir vínculo laboral. Anima su participación un sentido filantrópico y/o compromiso social. En muchos casos hay coincidencia de sus conocimientos y experiencias personales con el objeto social de la organización. Su grado de compromiso, participación y sentido de pertenencia varía con relación a sus ocupaciones, tiempo disponible, relaciones laborales y sociales. Puede ser socio(a) de una o varias ONG. Este tipo de socio(a) se equipara al voluntario.

Socio(a) trabajador(a): Generalmente participó en la fundación de la organización. Su pertenencia a ella obedece al deseo de compartir conocimientos, experiencias e intereses políticos, sociales y concepciones del mundo con otros pares académicos o generacionales. La diferencia esencial con el socio natural es que mantiene con la organización una vinculación laboral por la cual percibe una remuneración. Su dedicación a la organización, la mayoría de las veces, es total y de tiempo completo, llegando a coincidir su proyecto de vida personal con el proyecto de la organización. De ahí que tenga un gran conocimiento de ella, un fuerte compromiso y sentido de pertenencia. Como socio(a) trabajador hace parte de la asamblea general y de otros órganos de gobierno y control como Junta Directiva y comités. Es un socio(a) deliberante y asume posiciones, las cuales entran en conflicto entre lo personal y lo institucional , debilitando la línea de mando y haciendo muy lento la toma de decisiones para no afectar el consenso y el clima organizacional. Para evitar cerramientos mentales y exclusión de ideas y propuestas nuevas los estatutos de estas ONG deben incluir normas que propicien la participación y la consulta de personas externas a los socios(as) trabajadores. El riesgo que corren es el del sobreenvolmiento y mezcla difusa entre lo personal y lo institucional. La figuras jurídicas de asociación y corporación son las más acogidas por este tipo de socios(as) que hacen de la organización un modo de vida.

Socio(a) familiar: Reúne las mismas características del natural. La diferencia fundamental es su pertenencia a la organización por vínculos de parentesco y afinidad con quienes la fundaron o la dirigen. Muchas se crean en memoria de un ser querido fallecido o para dar cumplimiento a una voluntad testamentaria. Generalmente son organizaciones cerradas donde se restringe la membresía y la participación en cargos de alta dirección al círculo de la familia. Es práctica usual la transmisión hereditaria de los cargos. Los socios(as) familiares se convierten en benefactores y aportantes económicos para la sostenibilidad de la organización. Casi siempre priman la visión, la tradición y los intereses familiares sobre los requerimientos de la organización.

Socio(a) institucional: Su afiliación, permanencia y participación esta definida por la naturaleza jurídica de la organización de primer grado a la que pertenece, por ejemplo: gremios o corporaciones mixtas, las cuales aportan cuotas de membresía para su sostenimiento económico. Desempeñan cargos en la Junta Directiva en representación de organizaciones y/o sectores de la sociedad o del Estado. Su elección y permanencia están dadas por su continuidad en la organización afiliada. Su grado de compromiso y aportes a la Junta Directiva esta mediado por su sentido personal de responsabilidad, por su disponibilidad efectiva de tiempo y por las ocupaciones de su cargo principal. Antes que un compromiso personal, como en el caso de los socios(as) antes citados, prima en ellos una relación institucional la cual cesa una vez se deja el cargo principal.

Como puede apreciarse de la naturaleza del socio(a) depende, en gran medida, su razón de ser y su hacer en la organización. No tiene el mismo grado de compromiso y responsabilidad un socio(a) trabajador que un socio(a) institucional. De ahí que las estrategias y las acciones a desarrollar con ellos y ellas debe de tener en cuenta este diferente origen y tipo de vínculo. Con excepción de los socios(as) trabajadores, en los demás prima el carácter de voluntario. Recordemos que el voluntario es aquella persona de dona y comparte con otros tiempo y conocimientos sin percibir ninguna contraprestación económica para sí. En el mundo existen, desde hace muchos años, varias organizaciones de voluntarios como los Rotarios, los Leones y Kiwanis así como organizaciones de ayuda humanitaria como la Cruz Roja Internacional y Médicos sin fronteras. El voluntariado trae del pasado una connotación muy femenina, ya que eran mujeres y damas de la sociedad las que podían disponer de tiempo libre y relaciones para acometer obras sociales. En el presente empieza a tomar fuerza la figura del voluntariado empresarial que agrupa a jóvenes profesionales vinculados laboralmente, quienes, durante un tiempo acordado, prestan servicios de asesoría gratuita en asuntos específicos a ONG.

En principio todo socio(a) natural, familiar e institucional es un voluntario pero no todo voluntario es o quiere ser socio o socia de una ONG. En los últimos años las ONG han tenido que transformarse y efectuar cambios en la gestión social, humana, administrativa y financiera para poder responder a los retos y las exigencias del Estado, de la empresa privada, de la cooperación internacional y de las mismas comunidades. En la actualidad, las direcciones ejecutivas y los equipos operativos de este tipo de ONG están a cargo de profesionales graduados con vínculo laboral y remuneración salarial. Son ellos quienes más conocen la organización, sus programas, proyectos así como del entorno social y político que las rodea; pero los órganos de gobierno, Asamblea y Junta Directiva, siguen en manos de socios(as) voluntarios que poco conocen, poco se interesan y poco tiempo disponen para ocuparse y tomar decisiones oportunas y eficaces.

El desarrollo de las organizaciones debe atender todos los frentes, tanto el externo como el interno, sin embargo la realidad de las ONG nos muestra que la atención y los recursos se han dirigido más a la cualificación del personal remunerado que a los socios y socias. Pareciera ser que nos hemos resignado a considerar a estas personas como figuras decorativas, como una formalidad estatutaria necesaria para la existencia y representación legal, la cual no aporta ningún valor agregado de importancia para la organización. Este vacío de poder es el campo abonado para que se perpetúen las presidencias de Junta Directiva y las direcciones ejecutivas autocráticas en las ONG. Allí no hay conciencia de democracia, de rendición de cuentas, y de transparencia en todos los ámbitos de la gestión. Allí se forman y solidifican intereses opuestos al cambio y a la apertura en las instancias de gobierno, las cuales tratan de mantener, a toda costa, la cómoda tranquilidad de las formalidades protocolarias.

Si bien las ONG se rigen por el derecho privado cumplen funciones públicas al prestar servicios y oportunidades de acceso a bienes por parte de las comunidades menos favorecidas. Y al desempeñar funciones públicas están en la obligación ética de informar a la sociedad del cumplimiento o no de sus objetos sociales. Si las ONG decimos estar de lado de la legalidad, de la gobernabilidad, de la democracia, de los Derechos Humanos al tiempo que rechazamos toda forma de violencia deberíamos ser ejemplo de esa buenas prácticas dentro de nosotros mismos, garantizando y promoviendo, por ejemplo, el derecho de cualquier socio o socia de hacer parte de los órganos de gobierno y autoridad. Muchas de estas personas que inician con entusiasmo su vinculación, como voluntario, se decepcionan al darse cuenta de estos manejos indebidos de poder y terminan alejándose y renunciando. Por eso es muy importante que los estatutos contemplen la posibilidad de rotación y de tiempo cumplido de los socios y socias.

¿Qué hacer, entonces, con los socios(as) de una ONG? Ya hemos dado dos pistas: consultar la naturaleza jurídica del vínculo y permitir tanto la discusión en los asuntos internos como su elección a cargos de poder y autoridad. Otras pistas son:

Identifique la etapa del ciclo vital en que se encuentra la organización: A semejanza de los seres humanos las organizaciones pasan por diferentes etapas de crecimiento y desarrollo. Así como en la infancia el asombro es parte del conocimiento del mundo, la audacia y el empuje caracterizan la juventud, la serenidad y la prudencia los años de la madurez y en la vejez nos acompaña el escepticismo y la resistencia a los cambios, en el ciclo vital de las organizaciones varia, también, el entusiasmo, la dedicación, el interés y el compromiso de los socios y socias. En el período del nacimiento bullen las ideas y ante la falta de recursos los socios y socias se arremangan la camisa y asumen directamente la gestión. Luego cuando se establecen los programas, se ejecutan los proyectos y los ingresos permiten pagar personal la participación directa de ellos se reduce. Viene el momento del apoyo puntual, de la asesoría especifica, de las tareas concretas, de tal forma que lo que congregaba al inicio de la organización ya no es igual a las demandas del presente y del futuro. No podemos esperar que nos acompañen, por siempre, los socios y socias fundadores. Recordemos: “ las personas pasan, las instituciones permanecen”. Lo ideal es procurar una buena mezcla generacional así como un equilibrio entre los géneros y las profesiones de los socios y socias.
Participación en comités de trabajo: Según la misión, el tamaño, los recursos y la complejidad de la ONG, la Dirección Ejecutiva debe crear y mantener comités asesores donde tengan cabida tanto los socios(as) voluntarios como los empleados. Estos comités tienen que tener funciones específicas y regularidad y a ellos deberá asistir el Director Ejecutivo o algún miembro de la Junta. Los comités no están para reemplazar o competir con el trabajo de los empleados; ni deben levantar la suspicacia de ellos. Son, ante todo, instancias de consulta y apoyo a la gestión. Los socios(as) harán parte de los comités que sean afines con sus estudios, experiencia o campo laboral. Por principio, todo socio o socia debe de hacer parte de un comité, con agenda de trabajo y procedimientos de evaluación..
Crear un comité permanente de nominación de nuevos socios(as): Las organizaciones las hacen y deshacen las personas. Las personas se enferman, migran o mueren. La organización debe diseñar procedimientos de selección, enganche, inducción, reemplazo y despido de socios(as), de acuerdo con lineamientos claros y específicos de la Junta Directiva. Para cada vacante deberá tenerse antes que el candidato el perfil requerido según las necesidades presentes y futuras de la organización. Este comité debe enfatizar en el candidato la responsabilidad y el compromiso que se adquiere y que no por el hecho de ser voluntario implica estar exento de cumplir tareas o servicios, o que estos se presten de acuerdo a la disponibilidad y el estado de ánimo. . Dicho comité es el que posibilita que halla siempre personas dispuestas para el empalme o el relevo generacional y que este no obedezca a criterios subjetivos o amiguistas. En cuanto al número de socios(as) no hay una recomendación única, ni muchos, ni pocos; su número lo determina el tamaño de la organización y la capacidad de la Junta y de la dirección ejecutiva por asignarles trabajo.
Mantener comunicación fluida y oportuna de las actividades: Los socios(as) son personas que tienen otros intereses y ocupaciones distintas a las de las ONG a la que pertenecen. Es tarea de la Dirección Ejecutiva mantenerlos informados ya sea vía impresos, llamadas telefónicas, reuniones o boletines virtuales. No tiene presentación que solo se entre en contacto con ellos y ellas una vez al año, 15 días hábiles antes de la asamblea general, con el único propósito de confirmar el quórum. La ausencia de información y comunicación personal debilita el vínculo y extingue el interés. En el mundo globalizado de hoy la competencia no es solo por los mercados y los clientes, los socios y las socias reciben también llamados de otras ONG y si nuestra oferta ya no es atractiva, se van.
Ofrecer oportunidades de formación y de capacitación: En general la relación entre socio(a) y ONG se establece entre alguien que dona o aporta, el socio(a), y alguien que recibe, la ONG. Este tipo de relación unidireccional pone en desventaja a la organización pues es esta la que debe agradecer el favor y valorar siempre lo que el socio(a) buenamente quiera hacer. ¡No! La relación debe ser en los dos sentidos. La ONG debe ofrecer oportunidades de formación y capacitación que no solo sean del interés de los socios y socias sino que, además, contribuyan a su desarrollo personal y profesional. Al hacer esto, la ONG queda en un plano de igualdad de aportes con sus socios y socias; además estos espacios propician el encuentro personal y social, base de la confianza y el mutuo conocimiento.

Así como la democracia requiere de ciudadanía que la legitime, las sociedades anónimas de accionistas, los establecimientos educativos de asociaciones de padres de familia, los sindicatos de sindicalistas, los conjuntos residenciales de copropietarios, las ONG necesitan personas que asuman a cabalidad el papel de socios y socias; que den línea; tracen políticas; ejerzan control fiscal; nombren ejecutivos honestos y competentes; participen con interés y entusiasmo en las decisiones, en las actividades, en los logros; que aporten al fortalecimiento del tejido social y a la disminución de los factores de exclusión y de pobreza. De nada le sirven a las ONG y a la sociedad socios y socias ausentes, poco informados y comprometidos, que solo asisten o mandan su representación a la asamblea anual; que su única motivación es la de hacer parte de la lista por figuración social. Las ONG son un medio comprobado para que las personas que sienten el llamado del voluntariado y del compromiso social puedan realizarse; pero ya no basta con querer hacer el bien, rápido y de cualquier manera: o se hace como se debe o no se hace. Si después de motivarlos y ofrecer espacios de participación, los socios y las socias, no responden y no hay resultados positivos, no queda otra salida que desprenderse del lastre, escribir cartas de despido y activar el comité de nominación...

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